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VolverCuando dar vida es sinónimo de esperanza
En el Día del Niño por Nacer les compartimos las palabras de Stella Maris Chanquía, Jefa de Enfermeras de la Unidad de Cuidados Neonatales, quién nos cuenta desde su experiencia acerca de la importancia de la vida y del cuidado de los pequeños recién nacidos.
Hablar de maternidad es pensar en ilusión, en amor, en planes, sentimientos y actos positivos que transforman la vida de una madre para toda la existencia. De manera sutil pero permanente. Ya nada será como hasta ese momento y todo será distinto a partir de ese día.
El niño nace de la tierna plenitud del seno y regazo de una madre, donde viven los sentimientos del corazón, de la plena confianza, de la entrega total, del amor más puro y sincero.
Una madre que desarrolla desde el período prenatal una sensibilidad especial, que identifica las necesidades de su hijo, donde ambos establecen una armónica y sincronizada relación que favorecerá más aún el vínculo madre e hijo en el momento de su nacimiento.
“Todo niño que llega a la unidad de cuidados Neonatológicos es una novedad incomparable, es una señal que renueva siempre la esperanza del mundo, un alerta de que debemos creer en la fuerza invencible de la vida” Stella Marís Chanquía, Jefa de Enfermeras de Unidad de Cuidados Neonatológicos.
Si llega un bebé a nuestra vida, llegan con él nuevas posibilidades de amar y de dar amor aunque no sea nuestro propio bebé. Los niños siempre están dispuestos e interesados en ser amados, en recibir amor. Recoger el amor que tenemos y hacer el intento de darlo y compartirlo nos puede dar mucho más de lo que entregamos. Cada niño es un maestro en nuestra vida, que tiene algo que enseñarnos en diferentes momentos y por diferentes razones.
“Para el niño, los padres están en todas partes: al frente, atrás, encima, al lado y abajo, aquí y ahora, es por eso que nuestro rol en su llegada a la Unidad es muy gratificante: debemos proporcionar a los padres asesoramiento sobre el cuidado, como orientación emotiva para tratar los difíciles temas de cuidados intensivos, por caso, la alimentación, el estrés y el dolor; su alivio y la integración de ellos como padres en el cuidado de sus hijos en la Neonatología.”
Tan pronto se lo entregamos en brazos, el bebé inmediatamente percibe el torrente de sensaciones de la madre y con él, el nivel de adrenalina en sangre, pero la tranquilidad y la reconciliación borran las experiencias menos agradables en las que el bebé también participa desde el útero. Y la armonía a cualquier precio no vale la pena, porque el cerebro solo aprende a superar las impresiones menos agradables mediante altibajos anímicos.
“Papá y mamá se preocupan de sus hijos día y noche, siempre y en todo lugar, y cuidan de ellos con toda atención, cuidado y ternura. Es por ello que me llena de orgullo poder cumplir este rol como enfermera en Neonatología. Amo mi trabajo, amo la vida, amo ver vida.”
25 de Marzo – Día del Niño por Nacer